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in Boletín de Filología
Las construcciones de pasiva perifrástica: ¿un latinismo sintáctico en los márgenes?
Resumen:
En este trabajo discuto la posibilidad de considerar las construcciones de pasiva perifrástica un latinismo sintáctico. Para ello, parto de la definición del latinismo y presento una concepción gradual que habilita la diferenciación de latinismos sintácticos fuertes y débiles. En este sentido, pongo en tela de juicio la caracterización de la pasiva perifrástica como forma heredada, un problema que exige reflexionar sobre los tipos de cambio y los procesos de elaboración lingüística que contribuyen a multiplicar las posibilidades de variación de las lenguas sometidas a escrituralización desde la Edad Media. En el caso de la pasiva perifrástica, en este trabajo se realiza un somero estado de la cuestión y se insiste en el punto de vista traductológico desde el que tienen especial protagonismo las formas con diátesis activa frente a aquellas con diátesis pasiva. Asimismo, presento un panorama general sobre la investigación diacrónica centrada en el fenómeno que nos ocupa. Entre los ejemplos seleccionados para este trabajo, se incluyen fragmentos de obras medievales y renacentistas en las que es posible discernir diversas tendencias latinizantes, antilatinizantes e hiperlatinizantes.
1. INTRODUCCIÓN
Nota de autor 1
El reconocimiento y la descripción del latinismo sintáctico pueden considerarse un ámbito de estudio en los márgenes de la sintaxis histórica del español. Por supuesto, no se trata de un fenómeno ignorado, pero es sintomática la ausencia de un trabajo monográfico completo que indague en su constitución, taxonomía, evolución y vigencia.
Mientras que algunas de las estructuras sintácticas susceptibles de ser caracterizadas como latinizantes han sido generalmente admitidas como deudoras de la influencia de la sintaxis latina culta en la romance (Accusativus cum Infinitivo, participio de presente con valor verbal, estructuras imitativas del cum histórico latino, etc.), otras no suelen ser citadas como probables latinismos sintácticos en las diferentes sincronías de la lengua española que más atención han recibido. Una época evidentemente favorecida en el estudio del latinismo sintáctico ha sido el siglo XV. Pons Rodríguez (2015 : 395) ensaya una nómina de latinismos típicos del cuatrocientos en la que incluye los siguientes fenómenos:
Acusada preferencia por la anteposición del adjetivo. Extensión de los superlativos sintéticos en -ísimo y alteración consecuente de los patrones de graduación adjetiva.
Extensión de la posposición verbal.
Presencia de subjuntivo en interrogativas indirectas modales.
Trasplante del Accusativus cum Infinitivo al español.
Incentivo en el uso de construcciones absolutas de participio.
Reintroducción del participio de presente latino con valor verbal.
Uso de la estructura causal <como + imperfecto de subjuntivo>.
Acusada irrupción de latinismos léxicos y semánticos (Pons Rodríguez 2015: 395)
Por supuesto, la historia de cada uno de estos fenómenos es distinta y no se restringe, en la mayoría de los casos, al siglo XV. Su naturaleza (morfológica, sintáctica, léxica) y su repercusión en las diferentes épocas en que se hallan tampoco es homogénea. Sería, en efecto, un error considerar esta lista como un repertorio cerrado e inmutable, pues, junto con latinismos prototípicos como los mencionados en el párrafo anterior, no sobrarían en esta nómina latinismos sintácticos en los márgenes que resultan igualmente sintomáticos de la influencia del latín en la lengua elaborada (cf. Octavio de Toledo 2017ª: 89; Octavio de Toledo y López Serena 2018: 293, 296) de la Edad Media, el Siglo de Oro, la Edad Moderna y aun la Contemporánea.
En este artículo me intereso por el carácter presuntamente latinizante de las construcciones de pasiva perifrástica, al que se refiere indirectamente Garachana (2016: 503), a propósito de las perífrasis ser tenudo/tenido ø/a/ de + infinitivo, y por el que se decanta explícitamente Romero Cambrón (2005-2006 : 59) al estudiar “la sobreabundancia de la pasiva” como uno de los latinismos frecuentes en la lengua herediana. Debido a las limitaciones de espacio, la aproximación al objeto de estudio que se realiza en las siguientes páginas será necesariamente parcial y tiene como objetivo plantear la cuestión que nos ocupa y ofrecer algunas muestras que favorecen la interpretación latinizante de la pasiva perifrástica en español. De esta forma, en el apartado §2 discutiremos algunas consideraciones sobre la definición de ‘latinismo sintáctico’; en §3 reflexionaremos sobre el estatuto variacional de la pasiva perifrástica en relación con sus antecedentes latinos; en §4 compararemos las construcciones de pasiva perifrástica con las construcciones pasivas reflejas desde el punto de vista concepcional; en §5 presentaremos un recorrido por diversos hitos de la literatura romance en la península ibérica, contrastando textos fuente latinos con las traducciones romances correspondientes, con el fin de observar diversos comportamientos traductivos en lo que atañe a la incorporación de latinismos en los textos meta, y, finalmente, en §6 señalaremos unas breves conclusiones que no aspiran a responder de manera tajante la pregunta que encabeza este trabajo, sino que sugieren líneas de análisis futuro para la indagación de la pasiva perifrástica como un presunto fenómeno latinizante en la historia de la lengua española.
2. ¿QUÉ ES UN LATINISMO SINTÁCTICO?
A pesar de que en numerosos trabajos sobre sintaxis histórica se aduce la interpretación latinizante como causa principal o aledaña del cambio lingüístico, los intentos de definición del fenómeno no son numerosos. Ya en los años 50 del siglo XX, Blatt (1957 : 139-140) apuntó cuatro razones hipotéticas que ayudarían a considerar una determinada forma o estructura como latinizante: exclusividad de modelo sintáctico latino, suplantación de estructura vernácula por estructura latina, frecuencia de aparición en traducciones y textos cultos y expansión de usos de una construcción con origen latino.
Quizás sea Lorian (1968 ) el primero que, unos años después del artículo seminal de Blatt, ensaya una definición completa de latinismo:
[L]e latinisme constitue une régression syntaxique, un retour à une construction perdue ou délaissée par le roman commun et par l’ancien français lui-même, mais reprise à un certain moment du développement de la langue. Le premier signe distinctif serait donc la réapparition plus ou moins subite de la construction latine. Les deuxième et troisième marques sont le provisorat de la construction, et son isolement au sein de la conformation structurale de la langue [...]. Enfin, quatrième signe spécifique, le caractère savant (Lorian 1968: 1263-1264).
Hay varios aspectos en esta definición que podrían ponerse en entredicho. El carácter culto no es uno de ellos, pero sí el de que los latinismos sintácticos son una suerte de regresión sintáctica. Aceptar este particular implicaría descartar de la nómina de estructuras latinizantes las construcciones absolutas y el superlativo sintético en -ísimo en los siglos XV y XVI, dado que se trata de elementos (morfo)sintácticos que no tienen un carácter provisional en la lengua: las construcciones absolutas se documentan desde los primeros textos (especialmente las de gerundio), y siguen siendo habituales como estrategias propias de la distancia comunicativa (cf. Koch y Oesterreicher 1990[2007]); el superlativo en -ísimo, por su parte, entró en las lenguas romances como una forma con estatuto latinizante en la Baja Edad Media, estatuto que fue perdiéndose paulatinamente hasta que las formas sintéticas se integraron como una variante estándar –es decir, no marcada concepcionalmente, tal y como se defiende en Del Rey (2021b)– después de un proceso de cambio que, de acuerdo con la terminología de Labov (1994: 78-79), siguió un movimiento de arriba abajo (cf. también Kabatek 2005: 4).
En la consideración del problema del latinismo sintáctico, Maurizio Dardano, aproximadamente en las mismas fechas que Blatt y Lorian, realiza una apreciación que me gustaría destacar porque encaja a la perfección con el proceder metodológico que suelo seguir en el análisis de la sintaxis latinizante:
Si rientra, invece, nello studio dei rapporti sintattici, quando si considerano le formalità di impiego dell’infinito anche nei casi per i quali esistono possibili varianti costituite da altri elementi del periodo: nella prosa albertiana, costrutti come «e mi pare essere cosa lodevole» o «dico essere cosa lodevole» sostituiscono largamente i corrispondenti «mi pare che è (sia) cosa lodevole» e «dico che è cosa lodevole» (Dardano 1963: 86, cursiva mía).
En efecto, resulta fundamental reconocer las variantes susceptibles de concurrir en un mismo contexto cuando un latinismo sintáctico se ofrece como posibilidad paradigmática. Los latinismos sintácticos son siempre variantes de lengua con un estatuto variacional marcado. Es cierto, sin embargo, que ese estatuto no es monolítico: puede variar a lo largo del tiempo (es lo que pasó con el superlativo en -ísimo, como se apuntó un poco más arriba), puede variar en los diversos espacios variacionales de una lengua histórica, puede variar en las diferentes lenguas históricas comparadas, por ejemplo, dentro del ámbito románico, etc. Por estatuto variacional (cf. Del Rey 2021a: 74. n. 106) entiendo el lugar que ocupa una determinada unidad o estructura lingüística en el continuum entre inmediatez y distancia comunicativas (cf. Koch y Oesterreicher 1990[2007]), incluida la variedad estándar de una lengua histórica en una sincronía dada (cf. Del Rey 2021b).
En algunos trabajos previos (cf. Del Rey 2018b, 2019b) he insistido en la necesidad de considerar el latinismo como una categoría gradual, en el sentido de que los fenómenos que pueden ser considerados latinizantes poseen un estatuto variacional diferenciado dentro del espacio variacional de una lengua. En la línea de Barra (2010: 64), que se refiere a la existencia de “latinismos no marcados”, y de Octavio de Toledo (2017a: 82), considero que es posible hablar de latinismos fuertes y débiles, y que esta distinción viene determinada, como se desprende de la Figura 1, por una mayor o menor cercanía del esquema sintáctico implicado al polo de la escrituralidad concepcional dentro del continuum entre inmediatez y distancia comunicativas.
Nota pie de imagen 2
Así, de entre algunas de las diferentes opciones sintácticas que pueden expresar una circunstancia o una cualidad predicada de algún elemento de la oración, existen determinadas opciones que podrían considerarse distantes, aunque en diverso grado: mientras que una construcción absoluta de participio de presente (recibiente el rey al legado, los nobles hacen los preparativos) se localizaría en el polo de la máxima distancia comunicativa 3 , una construcción absoluta de participio de pasado (recibido el mensaje en la corte, el rey reunió a su séquito) se escoraría un poco hacia la izquierda en el continuum, aunque ocuparía un lugar más cercano al polo que una construcción absoluta de gerundio (habiendo recibido el rey al legado, los nobles preguntaron la razón de su llegada), a su vez más distante que una construcción de gerundio incidental (el rey, recibiendo al legado, mandó salir a los nobles de la cámara). Por el contrario, existen variantes sintácticas no marcadas 4 o estándares (cf. Del Rey Quesada 2021b) que son susceptibles de aparecer en cualquier punto del continuum y, por lo tanto, aptas en cualquiera de los ámbitos comunicativos del espacio variacional de una lengua. De esta forma, una oración principal en coordinación con otra resulta no marcada respecto de las construcciones participiales y gerundiales aducidas en este párrafo (el rey recibió al legado y los nobles salieron de la cámara), así como una subordinada conjuncional de tiempo no revela marca concepcional en este mismo entorno de variación (antes de que el rey recibiera al legado, mandó salir a los nobles de la cámara). La expresión de las relacionales adverbiales admite, de hecho, un gran número de posibilidades paradigmáticas que poseen un estatuto variacional no coincidente, tal y como cabe esperar de las lenguas que han sido sometidas a procesos de elaboración lingüística (cf. Kloss 1978) y que son ricas en procedimientos de integración sintáctica (cf. Raible 1992).
Al hablar de latinismos sintácticos nos referimos a estructuras que tienen en común su pertenencia, como entidades que reflejan variación concepcional, al ámbito de la distancia comunicativa, al menos en un momento dado de la historia de una lengua. No obstante, dado que en el ámbito de la distancia comunicativa existe movilidad dentro del continuum, como manifiestan las unidades que están más cercanas a la variedad estándar de la lengua y las que tienden a situarse en el polo de la distancia, creo que es lícito hablar del latinismo sintáctico como una categoría gradual en la que caben distintos tipos de estructuras, esquemas, formas y unidades más o menos distantes en el espacio variacional de la lengua histórica a la que pertenecen.
3. EL ESTATUTO VARIACIONAL DE LA PASIVA PERIFRÁSTICA: LA HERENCIA LATINA
En el apartado precedente ha quedado patente la importancia que le concedo al estatuto variacional de las construcciones sintácticas para la determinación de su carácter latinizante. Así las cosas, conviene discutir ahora el estatuto variacional de la pasiva perifrástica, el objeto de estudio en el presente trabajo. Cuando se trata de la caracterización variacional de la pasiva perifrástica, lo más habitual es que esta se determine por contraposición a la pasiva refleja, de la que resulta la apreciación generalizada de que la segunda es más frecuente que la primera. Así, en la NGLE (2009: 3091), se afirma que “[l]as pasivas reflejas son más frecuentes que las perifrásticas tanto en la lengua oral como en la escrita” y que “[l]a pasiva refleja resulta ser la única opción natural [...] en la lengua actual”, cuando se trata de “oraciones que establecen juicios de naturaleza genérica o instrucciones sobre la forma de proceder en relación con alguna cosa”. En términos coserianos, se diría, pues, de acuerdo con las consideraciones de las NGLE, que la pasiva refleja, en la lengua actual, representa la variante normal, mientras que la perifrástica sería una opción marcada. Jungbluth (2006 : 59-60), al comparar la pasiva perifrástica del español con la de otras lenguas como el inglés, juzga, asimismo, inusual o anormal su empleo en nuestra lengua, lo que se debe en parte, a su juicio, a que “el orden de las palabras en español es más libre”, libertad que “permite poner en posición inicial partes de la oración, por motivos de cohesión o de énfasis [...], sin la necesidad de transformar la oración en la voz pasiva como ocurre con frecuencia en la lengua inglesa”.
La determinación del estatuto variacional de la pasiva perifrástica no puede ser ajena a la discusión en torno al carácter patrimonial o culto de esta construcción. Es bien sabido que en latín existía una pasiva morfológica en el paradigma del infectum, mientras que las formas del perfecto recurrían a la expresión perifrástica de participio + sum (en las diferentes opciones temporales y modales de este verbo). No hay discusión en que la pasiva perifrástica romance guarda relación con la pasiva perifrástica del latín, una vez que las formas de perfecto (amatus sum ‘he sido/fui amado’) se reinterpretan como formas de presente (amatus sum ‘soy amado’) y se crean las formas analógicas de perfecto correspondientes (amatus fui ‘he sido/fui amado’). Según Melis y Peña Alfaro (2007: 49), la pasiva perifrástica fue “heredada del latín”, si bien un autor como Danckaert (2017 ), basándose en el argumento del orden de los constituyentes de la perífrasis (preferencia del orden participio + auxiliar en latín vs. preferencia auxiliar + participio en romance) ha cuestionado la vía directa de evolución de la pasiva perifrástica latina a la romance, postulando la creación de un nuevo esquema de pasiva perifrástica en romance que se remontaría al siglo IV d. C.
En cualquier caso, sería necesario precisar si el carácter “heredado” de una determinada unidad o estructura lingüística debe asimilarse a la naturaleza patrimonial de las formas transmitidas de generación en generación dentro del ámbito de la inmediatez comunicativa, en el sentido del cambio lingüístico que se produce desde abajo (cf. Labov 1994: 78-79). En efecto, hablar de elementos heredados en una lengua resulta sumamente confuso, pues las lenguas romances también heredan elementos por vía culta o desde arriba, elementos que son fundamentales en los procesos de elaboración lingüística, desde el momento en que contribuyen a la creación y a la consolidación del ámbito de la distancia comunicativa de una lengua histórica dada, con la diferencia de que dichos elementos siguen una vía de herencia generalmente restringida a los contextos de la escrituralidad concepcional, a través de la liturgia, la literatura, la jurisprudencia, la ciencia, etc.
La determinación del estatuto variacional de determinadas formas y estructuras heredadas en cualquiera de los dos sentidos aducidos en el párrafo anterior no puede realizarse sin el recurso a la intuición que caracteriza la indagación en lingüística. El historiador de la lengua no puede desasirse del conocimiento de agente (cf. López Serena 2014) que lo conduce a interpretar los diferentes estadios sincrónicos que analiza de acuerdo con los resultados obtenidos en las indagaciones de carácter cualitativo y cuantitativo que haya
realizado, pero además en función de la naturaleza variacional de las formas que siguen existiendo en su propia sincronía. La pasiva perifrástica constituye una variante marcada, respecto de las formas activas y pasivas reflejas (cf. §2), en la sincronía actual del español. Es frecuente en textos de carácter periodístico y técnico, pero sumamente infrecuente en la conversación espontánea y no planificada. Este es un indicio revelador de su anclaje en el ámbito de la distancia comunicativa. Que una forma lingüística pertenezca a un ámbito concreto dentro del espacio variacional de una lengua en una sincronía dada no es, sin embargo, garantía de que su estatuto variacional haya sido siempre el mismo en la historia de dicha lengua. En la siguiente sección trazaremos un breve panorama de este problema, tomando como hilo conductor la comparación de la pasiva perifrástica y de la pasiva pronominal.
4. PASIVA PERIFRÁSTICA Y PASIVA REFLEJA EN LA HISTORIA DEL ESPAÑOL: REFLEXIONES SOBRE EL CARÁCTER LATINIZANTE DE LA PASIVA
En los acercamientos realizados por los historiadores de la lengua española sobre la evolución de la voz pasiva, el papel protagonista de la descripción ha recaído en el contraste entre la pasiva perifrástica y la pasiva refleja en las diversas sincronías tenidas en cuenta por cada investigador. Javier Elvira (2002 ) realiza un estado de la cuestión muy útil y llega a la conclusión de que uno de los aspectos de consenso en la explicación de este tipo de evolución lo supone el del retroceso de la auténtica pasiva latina, que se explica por motivaciones tanto morfológicas como sintácticas y que desencadena “la búsqueda de nuevos procedimientos de expresión para el sentido pasivo” (ibid.: 598). El autor cita a Brown (1930 : 455), quien “afirmó que el retroceso de la pasiva perifrástica provocó la extensión de la pasiva pronominal” (Elvira 2002: 598). En cuanto a los datos que aporta Elvira sobre la evolución de uno y otro tipo de pasiva, merece la pena destacar una particularidad semántica que suele tenerse en cuenta también en las descripciones de la voz pasiva en la sincronía actual, a saber, la de que las construcciones pasivo-reflejas presentan “una agentividad muy baja” (ibid.: 599), lo que explica que “el sustantivo cosa o el indefinido nada s[ea]n muy habituales en esta posición” (ibid.). En este sentido, la pasiva perifrástica favorece una mayor presencia del agente, como afirma Mendikoetxea (1999 : 1672), que la pasiva refleja. Tal condición semántica explicaría, además, la aceptabilidad del complemento agente en las construcciones de pasiva perifrástica y su normal ausencia en las de pasiva refleja (El hombre fue multado por la policía vs. Se baten los huevos).
Por lo que respecta al desarrollo diacrónico de la pasiva perifrástica en comparación con la pasiva pronominal, Melis y Peña Alfaro (2007: 55) dan cuenta de tres etapas entre las que se aprecia una evolución, que parecen describir como lineal, donde se constata una progresiva ampliación de uso de la pasiva refleja a costa de la perifrástica a lo largo del tiempo, tal y como se muestra en la Tabla 1:
Para los argumentos que voy a exponer en este trabajo me interesa destacar dos cosas: primero, que en el corpus del siglo XIII las autoras no incorporan ninguna obra del scriptorium alfonsí, y, segundo, que debe advertirse el aumento de uso, de acuerdo con los datos que ellas mismas proporcionan, de la pasiva perifrástica en el siglo XV. Este es un dato que ya había apuntado Ricós (1988-1989: 184): “[l]os resultados del análisis de varias obras del siglo XV [omito nota] nos muestran el predominio de la forma perifrástica sobre la refleja”, algo que la autora relaciona con “uso estilístico” de la época que describe. No puede pasar desapercibido que este “uso estilístico” entronca, con toda probabilidad, con las tendencias latinizantes que son generales en la literatura del cuatrocientos castellano.
Que la pasiva perifrástica aumente en uso en el siglo XV, época de eclosión del latinismo sintáctico, es un argumento consistente que apoya la hipótesis latinizante de la construcción que examinamos. Algunos estudiosos, sin embargo (cf. la cita de Lorian en §2), no son partidarios de incluir entre la nómina de latinismos formas y estructuras que existen en el idioma desde la época de orígenes. Con todo, junto con la incorporación de esquemas sintácticos inéditos en etapas precedentes (como el Accusativus cum Infinitivo con verbos distintos a ser o las subordinadas de como + imperfecto de subjuntivo), los períodos altamente latinizantes en la lengua se caracterizan por el aumento de uso de estructuras y formas que se documentan desde los orígenes del idioma pero cuyo estatuto variacional es marcado, como propio de la distancia comunicativa, desde siempre, seguramente porque se trata de formas incorporadas al idioma como consecuencia de los procesos de elaboración intensiva (cf. Koch y Oesterreicher 1990[2007]: 187-189)
que permiten el acceso de los incipientes romances al ámbito de la distancia comunicativa. Si aceptamos, pues, que los latinismos no son solo préstamos cultos incorporados al idioma en etapas no iniciales de los procesos de escrituralización (cf. Frank-Job y Selig 2016, Raible 1996) de las lenguas romances, no existiría a priori ningún problema al menos en postular el carácter latinizante de la pasiva perifrástica.
Se plantea, con todo, otro problema a la luz de los datos que aportan Melis y Peña Alfaro (2007: 55) en la Tabla 1 que he presentado más arriba. Como he apuntado en el apartado §3, la identificación del estatuto variacional de cualquier forma o estructura lingüística resulta, desde mi punto de vista, esencial para la determinación de su carácter latinizante. Dicho estatuto variacional, de acuerdo con la remodelación teórica del espacio variacional propuesto por Koch y Oesterreicher (1990[2007]: 39) que se presenta en Del Rey (2021a), viene definido por su carácter marcado o no marcado en el continuum entre oralidad y escrituralidad concepcionales. Determinar el carácter marcado o no marcado de una variante sintáctica en sincronías del pasado es una cuestión harto compleja, pues, salvo en contadas excepciones, no disponemos de juicios metalingüísticos ni conocimiento de agente inequívoco que confirme el lugar concreto que ocupa la variante en cuestión en el espacio variacional de la lengua. El único criterio posible que podemos tener en cuenta, dado este insalvable escollo, para la determinación del carácter marcado o no marcado en sintaxis es el cuantitativo (cf. Lehmann 2007): dadas dos variantes para la expresión de un mismo significado o función, la más frecuente en una sincronía dada debería ser la no marcada, mientras que la más infrecuente se interpretaría como la variante marcada.
A la vista de los datos que presentan Melis y Peña Alfaro (2007: 55) para el siglo XIII y XV, parecería que, por su mayor frecuencia de uso, la pasiva perifrástica sería la forma no marcada, frente a la pasiva pronominal –que interpretaríamos como marcada, en un primer momento, en el ámbito de la inmediatez comunicativa, pues sin duda responde a un cambio de abajo arriba (cf. Adams 2013)–. Sin embargo, en virtud de la variedad de perfiles concepcionales a los que está asociada desde sus inicios, no parece que la pasiva refleja tenga ya en la época en que se incorpora a los textos romances un carácter marcado, sino que más bien deberíamos interpretarla como una variante no marcada, que, como tal, podría emplearse en cualquier punto del continuum entre inmediatez y distancia comunicativas. Así entendido, queda por resolver el problema de por qué la pasiva perifrástica es más frecuente que la refleja. Ello se debe, sin duda, a dos razones: primera, que la creación y aclimatación de la pasiva refleja es más tardía que la aparición de la perifrástica en el castellano (cf. Sepúlveda 1988: 36-112), y segunda, que hay una tercera variante para la expresión de la voz que no suele tenerse en cuenta en los estudios diacrónicos sobre la voz pasiva, esto es, la voz activa 5 . Es decir, si sometiéramos a comparación los predicados verbales con voz activa y los predicados con voz pasiva en una sincronía dada, los primeros resultarían, con toda seguridad, mucho más numerosos, lo que habilitaría el carácter marcado de la pasiva perifrástica.
En efecto, hemos visto que tanto los estudios sincrónicos como los diacrónicos favorecen la oposición pasiva perifrástica vs. pasiva refleja para la descripción de la expresión de la diátesis en (la historia del) español. En el siguiente apartado (§5) insistiré en la idea de que, desde una perspectiva comparativa basada en los hechos de traducción que se perciben en el romanceamiento de textos latinos medievales y renacentistas, el entorno de variación (cf. Tagliamonte 2004: 86-87) por lo que respecta a la voz pasiva debe incorporar la diátesis activa además de los diferentes procedimientos para la expresión de la voz pasiva.
Tendríamos que advertir en este punto de que, cuando se trata de la confrontación de texto fuente latino y de texto meta romance, un latinismo no solo se explica como calco de una estructura con los mismos procedimientos formales que se emplean en la lengua latina. La perspectiva traductológica permite constatar cómo la divergencia de forma también puede resultar en soluciones latinizantes (cf. Del Rey Quesada 2016b, 2017). Por lo que respecta a la pasiva perifrástica en romance, su carácter latinizante sería igualmente perceptible, en mi opinión, tanto si procediera de una estructura perifrástica en latín (por ejemplo, si se tradujera dictum est como es dicho o fue/ha sido dicho) como si fuera traducción de una forma sintética (por ejemplo, si se tradujera dicitur como es dicho). Por otro lado, también desde esta perspectiva comparativa, podemos reconocer otros procedimientos de traducción que invitan a pensar en posibilidades de expresión igualmente distantes, susceptibles de ser consideradas latinizantes, pero con un estatuto variacional menos marcado en el ámbito de la distancia comunicativa. Es lo que ocurre con la perífrasis ser de + infinitivo, que Octavio de Toledo (2017b) estudia y caracteriza como un fenómeno habitual en la lengua elaborada para la traducción de la perífrasis deóntica con valor pasivo esse + gerundivo en latín (por ejemplo, si se tradujera dicendum est por es de dezir). La expresión de la agentividad y de la pasividad atañe a diversas estrategias sintácticas que evidencian un diferente estatuto variacional en el continuum entre inmediatez y distancia comunicativas, tal y como se refleja en la Figura 2:
De acuerdo con la representación de espacio propuesta, las construcciones de pasiva perifrástica constituirían una variante marcada en el ámbito de la distancia comunicativa para la expresión de la voz pasiva. También en este ámbito, pero más alejadas del polo de la máxima escrituralidad concepcional, podríamos situar las estructuras de pasiva refleja con un complemento agente expreso (se propone por los asistentes que se reanude la sesión por la tarde) y las perífrasis deónticas de pasiva ser de + infinitivo (“ya esto non es de dezir”, Don Juan Manuel, El Conde Lucanor, apud CORDE). En la variedad estándar, y como variantes no marcadas, encontraríamos las formas verbales activas (Juan dice que Pedro está enfermo) y la pasiva refleja sin complemento agente expreso (Se dice que Pedro está enfermo). El estatuto variacional distante que parece tener asociado la pasiva perifrástica desde los inicios del idioma la hace susceptible de ser considerada una estrategia latinizante 7 . En el siguiente apartado espigaremos algunos textos traducidos en los que la actitud del traductor me parece sintomática del tratamiento anti-, hiper- y (hetero)latinizante 8 (cf. Del Rey 2017, 2018a) de las formas verbales pasivas en el texto fuente latino.
5. EL TRATAMIENTO DE LA VOZ PASIVA LATINA EN LOS TEXTOS TRADUCIDOS: CUATRO EJEMPLOS
5.1. Las Glosas emilianenses y silenses
Las Glosas Emilianenses y Silenses nos proporcionan un observatorio de variación muy interesante para estudiar las variantes implicadas en la expresión de la diátesis, pues nos permiten constatar la alternancia de pasiva perifrástica, pasiva refleja y voz activa para la traducción de diversas formas verbales del texto latino que se glosa. Se hace evidente, de este modo, que el entorno de variación para el estudio de la diátesis verbal, ya desde los primeros testimonios romances, no puede excluir ninguna de estas tres posibilidades paradigmáticas. He aquí algunas muestras de correspondencias entre texto latino y glosa (ejemplos 1-8):
(1) desolabuntur: nafregarsan (Glosas emilianenses, apud Hernández Alonso (ed.) 1993: 198)
(2) effunditur: uerteran (ibid.: 199)
(3) iustificabuntur: non se endrezaran (ibid.: 212)
(4) repleuimur: nos emplirnosamus (ibid.: 218)
(5) conburatur: kematu siegat (Glosas silenses, apud Hernández Alonso (ed.) 1993: 226)
(6) excludantur: separatu siegant (ibid.: 240)
(7) tradantur: donatu siegan (ibid.: 240)
(8) expurgentur: labatu siegan (ibid.: 250)
Llama la atención, en estos casos, la discordancia entre las glosas emilianenses y silenses en relación con la selección de variantes para la expresión de la diátesis 9 . Mientras que, para la traducción de formas verbales sintéticas del latín, en las primeras se prefiere la voz activa (uerteran, nos emplirnosamus) y soluciones pronominales 10 , de compleja delimitación semántica entre la reflexividad y la pasividad (esta parece más probable en non se endrezaran que en nafregarsan), en las segundas son más habituales las estructuras de pasiva perifrástica (kematu siegat, separatu siegant, donatu siegan, labatu siegan), en la mayoría de los casos como traducción de formas sintéticas (conburatur, excludantur, tradantur, expurgentur) latinas. El hecho de que encontremos construcciones de pasiva perifrástica en las Glosas no es prueba, en mi opinión, de que se trate de un tipo de estructura propia de la oralidad en la época –conclusión a la que se podría llegar bajo la premisa de que las lecturas de las glosas representan un tipo de lengua más sencillo y orientado al reconocimiento vernáculo de las formas implicadas– sino solo de que la lengua de los monjes se identificaba con un tipo de latín más sencillo que, en este caso, se muestra favorable a eliminar las formas sintéticas de la pasiva latina.
Partiendo de esta convicción, considero que todo acto de escritura en la Edad Media está tutelado, en mayor o menor medida, por los modelos latinos que conocían los escribientes, y que incluso el proceso de divergencia que lleva a la aparición de formas de pasiva perifrástica en las Glosas se debe interpretar como el reflejo de un tipo de escrituración y escrituralización romance fuertemente sustentado por la tradición textual latina a la que no era ajena el escriba, del mismo modo que en la glosa 89 del códice emilianense (Adjubante Domino nostro, etc., cf. Hernández Alonso, ed. 1993: 211) concurren elementos que apuntan a una incipiente elaboración intensiva del romance por medio de estrategias léxicas y sintácticas que cabe adscribir al ámbito de la distancia comunicativa y que, en una amplia mayoría de casos, no están motivadas por las estructuras que aparecen en el fragmento latino que se glosa 11 .
5.2. Alfonso X
Los textos traducidos que se producen en el scriptorium alfonsí constituyen un valioso testimonio sobre el tratamiento de la voz pasiva latina de acuerdo con los objetivos que guían este trabajo. En una apabullante mayoría de casos, las traducciones de Alfonso X rechazan las construcciones latinizantes y se decantan por esquemas que se considerarían más vernáculos o normales (en el sentido coseriano) en el estadio lingüístico correspondiente a la época del monarca. Un ejemplo elocuente lo supone la traducción de los participios de perfecto concertados (cf. Del Rey 2016a: 431-433), que son sustituidos en las traducciones alfonsíes casi sistemáticamente por oraciones de relativo y otras estrategias antilatinizantes, lo que demuestra una preocupación notable por la evitación del participio concertado como mecanismo de predicación en los textos del scriptorium alfonsí.
Por lo que respecta a los casos de voz pasiva analizados desde una perspectiva comparativa entre texto fuente y texto meta, notamos cómo, en las traducciones de las Heroidas de Ovidio que he considerado en mi investigación (cf. Del Rey 2016a, 2021b), las construcciones de pasiva perifrástica latinas son frecuentemente sustituidas por estructuras de pasiva refleja, como se observa en el ejemplo (9), en cuya sintaxis emerge, asimismo, un dativo experimentador que traduce, no literalmente, el adjetivo posesivo del texto original. En (10) es posible advertir la misma tendencia de rechazo a la voz pasiva, en este caso mediante la traducción de la forma sintética latina frangitur por una estructura de pasiva pronominal (se vence). De esta forma, los sintagmas en ablativo del texto latino, que pueden ser interpretados como complementos agentes en virtud de la diátesis del enunciado, se transforman en complementos adverbiales de causa encabezados por la preposición por, sin que quepa una lectura de estos como agentes en la traducción castellana, si bien la interpretación como meros complementos de causa no se descarta tampoco en el texto original latino:
(9a) Tlepolemi leto cura novata mea est (Heroida I, v. 20, apud Dörrie (ed.) 1971: 48).
(9b) todo se me renovó por esta muerte de Titolomo (Alfonso X, General Estoria, apud Sánchez-Prieto y Almeida (eds.) 2009: 254).
(10a) Ille tamen pietate mea precibusque pudicis / frangitur (Heroida I, vv. 85-86, apud Dörrie (ed.) 1971: 51).
(10b) peró al cabo tanto travo yo sobre esto con mi padre y le pido merced que se vence por los mis ruegos de la castidat y la lealtad que vee que quiero (Alfonso X, General Estoria, apud Sánchez-Prieto y Almeida (eds.) 2009: 257).
Con todo, más que la traducción de las formas verbales pasivas latinas como estructuras de pasiva refleja, lo más habitual en Alfonso X es que se cambie la estructura argumental de la oración respecto del texto fuente (TF), de manera que los sujetos pacientes del texto latino se incorporen como objetos de algún tipo en el texto meta (TM). Así, en (11b), el pronombre átono le del texto meta se corresponde con el sujeto del texto original (adulter, 11a), en un cambio de estructura sintáctica que habilita el uso de la voz activa en el romance, unido a una amplificatio tan del gusto de la retórica medieval. La inespecificidad del agente en el TF de (12a), dado el énfasis en la acción verbal al inicio del verso, se resuelve en el TM (12b) por medio del cambio de diátesis y, por lo tanto, de estructura argumental: el sujeto paciente latino (barbara praeda) se resuelve en un complemento partitivo (de las noblezas que traxieron de Troya que allá ganaron de los bárbaros) que funciona como objeto directo del verbo transitivo. En fin, feriuntur, en (13a), se traduce como forma activa en el TM (13b), aquí sí con una clara transformación del complemento agente latino (curvis aratris) en el sujeto del texto castellano (los arados) y del sujeto paciente del texto original (semisepulta virum ossa) en un complemento de lugar que motiva la interpretación del verbo ferir como intransitivo en este contexto (por los huesos de los nobles varones que yazen poco so tierra). Tanto (11b) como (12b) y (13b) representan estrategias antilatinizantes (cf. Del Rey 2017, 2018a) tan habituales en la redacción de los textos alfonsíes basados en fuentes latinas.
(11a) O utinam tum, cum Lacedaemona classe petebat,/ obrutus insanis esset adulter aquis! (Heroida I, v. 5-6, apud Dörrie (ed.) 1971: 47).
(11b) ¡Oh, Dios, cuánto quisiera la mi voluntad que el adulterador cuando venié con su flota a Grecia que le oviese cubierto la tempestad de las aguas y fuese él estonces muerto en la mar! (Alfonso X, General Estoria, apud Sánchez-Prieto y Almeida (eds.) 2009: 253).
(12a) ponitur ad patrios barbara praeda deos (Heroida I, v. 26, apud Dörrie (ed.) 1971: 48).
(12b) y ofrecen ellos en sus templos a sus dioses de las noblezas que traxieron de Troya que allá ganaron de los bárbaros (Alfonso X, General Estoria, apud Sánchez-Prieto y Almeida (eds.) 2009: 254).
(13a) semisepulta virum curvis feriuntur aratris / ossa (Heroida I, v. 55, apud Dörrie (ed.) 1971: 50).
(13b) Fieren los aradros por los huesos de los nobles varones que yazen poco so tierra (Alfonso X, General Estoria, apud Sánchez-Prieto y Almeida (eds.) 2009: 256).
A pesar de que no hemos realizado aún el análisis cuantitativo exhaustivo que pretendemos acometer próximamente, los ejemplos relacionados en este apartado, todos ellos extraídos de la traducción de tan solo una de las once Heroidas que ofrece Alfonso X en la General Estoria y en la Primera Crónica General, revelan una clara inclinación a evitar las formas de pasiva perifrástica en castellano. Ello también se hace evidente en la traducción de las formas de la auténtica perifrástica pasiva latina (auténtica en el sentido de que tal es la denominación tradicional en las gramáticas latinas), es decir, la combinación del gerundivo con el verbo sum de valor deóntico (ejemplos (14) y (15)).
En estos casos, la traducción preferida en los textos alfonsíes es la perífrasis, mencionada más arriba (§4), de ser de + infinitivo, que podría ser considerada estrategia heterolatinizante si entendemos que esta solución, basada en una forma no personal del verbo, en ocasiones de estatuto variacional controvertido, puede ser susceptible de ser interpretada como una estrategia concepcionalmente escritural, aunque con un carácter menos marcado en el ámbito de la distancia comunicativa que la pasiva perifrástica (cf. Figura 2 en §4).
(14a) nunc erat auxillis illa tuenda patris (Heroida I, v. 108, apud Dörrie (ed.) 1971: 52).
(14b) Mas era aún agora de criar y de enseñar en las sabidurías de su padre (Alfonso X, General Estoria, apud Sánchez-Prieto y Almeida (eds.) 2009: 258).
(15a) Est tibi, sitque precor natus, qui mollibus annis / in patrias artes erudiendus erat (Heroida I, vv. 111-112, apud Dörrie (ed.) 1971: 52).
(15b) Y cata al fijo que avemos en uno y nos le dio Dios cómo es niño aun y de criar y de enseñar en el saber y en los fechos del padre (Alfonso X, General Estoria, apud Sánchez-Prieto y Almeida (eds.) 2009: 258).
5.3. Juan de Mena
Haremos ahora una cala en el siglo XV para fijarnos en la prosa de uno de los autores más latinizantes de la literatura castellana, Juan de Mena. Entre los distintos tipos de estrategias elaboradas inspiradas en la sintaxis latina que caracterizan la lengua de este autor, el apego a la pasiva perifrástica es uno de los rasgos más significativos de algunas de sus obras. Los ejemplos que rescatamos en este apartado provienen del Omero romançado, la traducción de la famosa compilación medieval del poema homérico escrita en latín y conocida como Ilias latina. Frente a los frecuentes cambios de estructura argumental que veíamos en las traducciones de Alfonso X, en la traducción de Mena se observa una mayor literalidad que explica el mantenimiento de los esquemas sintácticos originales y el respeto a la diátesis del TF, tal y como puede comprobarse en (16), donde el cambio de orden de los constituyentes de la oración no es impedimento para el mantenimiento del sujeto paciente (Myrmidones – mirmidones) y para el empleo de la voz pasiva coincidente con el original (vincuntur – fueron vençidos). La acumulación de formas pasivas es perceptible en un ejemplo como el de (17), donde la forma personal de tercera persona cogitur y el infinitivo reddi de (17a) son respetados en (17b) con la necesaria variación que implica el paso de las estructuras sintéticas del TF a las analíticas del TM. En el caso del infinitivo ser dada (17b) el gusto latinizante de Mena también se deja notar en el calco de la estructura de Accusativus cum Infinitivo en un complemento adjetival, que produce un esquema de gran rigidez sintáctica.
(16a) Vincuntur fletibus eius / Myrmidones reddique patri Cryseida censent (Ilias latina, apud González Rolán, del Barrio Vega y López Fonseca (eds.) 1996: 112).
(16b) Los mirmidones [...] fueron vençidos por las lamentaciones de aquél: sentían y disponían que devía ser dada Crysida a su padre (La Ilíada de Homero, apud González Rolán, del Barrio Vega y López Fonseca (eds.) 1996: 113).
(17a) cogitur invitos aeger dimittere amores / intactamque pio reddi Cryseida patri Ilias latina, apud González Rolán, del Barrio Vega y López Fonseca (eds.) 1996: 116).
(17b) fue compelido Agamenón a dexar los amores que tenía forçosos y ser dada Crysida, sin ser tañida de Agamenón, al su piadoso padre (La Ilíada de Homero, apud González Rolán, del Barrio Vega y López Fonseca (eds.) 1996: 117).
La lengua de Juan de Mena no solo revela, sin embargo, una inclinación evidente al latinismo sintáctico, entendido como transposición o calco en la tipología de fenómenos de interferencia que he presentado en varios trabajos (cf. Del Rey 2018b, 2021a), sino también al hiperlatinismo, es decir, a la utilización de estrategias latinizantes sin que exista una motivación directa en el TF que explique su aparición en el TM. La extensión de la pasiva perifrástica a contextos en los que su presencia en la traducción no puede achacarse a un calco desde el TF bien podría entenderse como prueba de esta práctica hiperlatinizante en Mena. Así, en (18), la amplificación del adverbio latino protinus en una oración subordinada temporal incluye una forma pasiva ausente del original latino (fue hecho), que se añade a los dos casos de latinismo en el cotexto (la traducción de las pasivas sintéticas placantur y redduntur como las formas pasivas perifrásticas fue amansada y fueron restauradas). El latinismo fue traída en (19b) correspondiente a la forma verbal pasiva fertur en (19a) no surge aislado en el cotexto de traducción, pues Mena incorpora otra forma verbal de pasiva (fue levantada) consecuencia de la amplificación semántica de la forma personal del verbo praetervolat en el TF.
(18a) Protinus infesti placantur numina Phoebi / prope consumptae vires redduntur Achivis (Ilias latina, apud González Rolán, del Barrio Vega y López Fonseca (eds.) 1996: 116).
(18b) Luego que aquesto fue fecho, fue amansada la deidad del sañoso Febo, y las fuerças de los griegos, ya çerca de destruidas, fueron restauradas (La Ilíada de Homero, apud González Rolán, del Barrio Vega y López Fonseca (eds.) 1996: 117).
(19a) At Thetis audita nati prece deserit undas / castraque Myrmidonum praetervolat, inde per auras / emicat aetherias et in aurea sidera fertur (Ilias latina, apud González Rolán, del Barrio Vega y López Fonseca (eds.) 1996: 118).
(19b) E Thetis, la plegaria oída del fijo, desamparó las aguas y fue levantada resplandeçiendo por los ethéreos aires, pretervoló por los castillos de los mirmidones, y fue traída hasta arriba entre las doradas estrellas (La Ilíada de Homero, apud González Rolán, del Barrio Vega y López Fonseca (eds.) 1996: 119).
La elevada incidencia de la pasiva perifrástica en un autor como Mena, afecto a otros muchos rasgos sintácticos latinizantes, supone un argumento de peso en la interpretación como latinismo de la estructura de la que tratamos en este trabajo. En efecto, en la combinación de latinismo e hiperlatinismo para la configuración de la diátesis pasiva en el Omero romançado, Mena no procede de manera diferente a como despliega otros tipos de latinismos sintácticos como las construcciones absolutas o los participios de presente con valor verbal (cf. Del Rey 2019a, 2019b), lo que, una vez más, invita a considerar las formas de pasiva en su traducción como manifestación (hiper-) latinizante. El aumento de uso que Melis y Chantal (2007: 55) cuantifican para la pasiva en el siglo XV reafirma, asimismo, la idea que hemos defendido en este apartado.
5.4. La traducción del Funus de Erasmo al castellano (siglo XVI)
Por último, nos detendremos en un testimonio muy revelador que, en mi opinión, resulta igualmente válido para refrendar la hipótesis de que la pasiva perifrástica puede ser considerada una variante sintáctica latinizante. Me refiero a dos de las traducciones del Funus (‘El entierro’) de Erasmo de Róterdam al castellano del siglo XVI. Entre 1528 y 1529 se publicaron tres versiones distintas de este diálogo, todas ellas anónimas (cf. Del Rey 2020). La primera, de 1528, apareció en una compilación junto con la traducción de los coloquios Pietas puerilis y Senile. La segunda, de 1529, se integraba
en una colección de once coloquios, la mayoría de ellos traducidos por Alonso Ruiz de Virués, excepto las versiones del Senile y del Funus. Esta última consiste realmente en una revisión anónima de la traducción del Funus en la versión de 1528. Por último, en 1529 se publicó en la imprenta sevillana de Juan Cromberger una tercera traducción anónima diferente de la de 1528 y de la revisión de 1529 en la colección donde se compilaban las traducciones de Virués.
Tanto la traducción de 1528 como su versión corregida de 1529 son textos muy apegados al original erasmiano, pero la primera se muestra mucho menos reacia a incorporar características latinizantes, motivadas o no por el texto erasmiano, que la segunda. Por ejemplo, la traducción de 1528 no tiene reparo en calcar las construcciones absolutas originales, como se observa en (20b), mientras que la traducción de 1529, de forma casi sistemática, reemplaza los latinismos de 1528 por estructuras sintácticas menos marcadas en el TM. En (20c), la sustitución de la construcción absoluta por la estructura de gerundio concertado es una clara manifestación antilatinizante del revisor anónimo de 1529. También en las soluciones castellanas de (21a) se aprecia la tendencia a la conservación de la sintaxis original en el traductor de 1528
(21b), en el que la sintaxis es favorable a la incorporación de una nueva construcción absoluta de participio, mientras que en (21c) se reelabora la expresión temporal y la estructura argumental del enunciado en favor de una subordinada conjuncional que resulta, asimismo, una opción menos marcada –por más habitual en un contexto paradigmático dado– desde el punto de vista concepcional:
(20a) PHAEDRVS. Ergo de Georgio prius audi. Vbi mors iam certa sui signa dederat, medicorum chorus, qui diu curarant aegrotum, dissimulata vitae desperatione coeperunt mercedem poscere (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 538).
(20b) Pues oye primero la muerte de don Jorge: quando la muerte dio de si ciertas sennales/ los medicos que dias auia que auian curado el enfermo dissimulada la certinidad dela muerte començaron a pedir el gualardon de su trabajo (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. C8v).
(20c) Phe. Pues oye primero la muerte de don Jorge: quando la enfermedad dio ciertas sennales de muerte los medicos que ya dias auian curado el enfermo no diziendo cosa alguna del peligro començaron a pedir el gualardon de su trabajo ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: y8v).
(21a) PHAEDRVS. [...] His auditis, mira toruitate Georgius oculos intendit in medicos (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 539).
(21b) Estas cosas oydas don Jorge con grande yra boluio los ojos hazia los medicos assi como persona que indignamente sufria ser dellos desmamparado (sic) (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. C8v).
(21c) Luego que oyo estas cosas don Jorge con grande yra boluio los ojos hazia los medicos assi como persona que indignamente sufria que los medicos le desamparassen ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: z1r).
La tensión entre soluciones latinizantes y antilatinizantes entre la versión del Funus de 1528 y su revisión anónima de 1529 sale a la luz también en lo que atañe a la selección de variantes léxicas. La intervención irónica y humorística de Marcolfo en (22a) se traduce más literalmente en (22b) que en (22c), lo que resulta evidente en el mantenimiento del cultismo arismetica en la primera versión frente a la perífrasis cosa de cuenta en la segunda. La diferencia entre la transposición léxica jurisconsultos en (23b) y legistas en (23c) también es sintomática de la divergente actitud de los traductores en función de su mayor o menor apego al original latino, si bien no podemos afirmar que el revisor anónimo de 1529 tuviera a la vista el texto original de Erasmo y no se limitara a traducir las soluciones latinizantes que encontraba en la versión de 1528 que reelabora:
(22a) PHAEDRVS. Quid tum? apud principem supputabat militum triginta milia, quum vix essent septem milia. Deinde multis militibus nihil numerabat.
MARCOLPHVS. Nae tu mihi magnificam narras arithmeticam (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 542).
(22b) P. Que hazia? Contaua al rey treynta mil hombres de guerra y apenas eran siete mil: y tambien a muchos dellos no pagaua.
M. Ciertamente tu me cuentas cosas grandes del arismetica (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. D4r).
(22c) P. Que hazia? contaua al rey treynta mill hombres de guerra y apenas eran siete mill: y tambien a muchos dellos no pagaua. M. Ciertamente tu me cuentas cosas grandes de cosa de cuenta ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: z4v).
(23a) MARCOLPHVS. Debebas iureconsultorum more dicere: quos vel quas (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 544).
(23b) Deuieras dezir segun la costumbre delos jurisconsultos los o las (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. D5r).
(23c) Deuieras dezir segun la costumbre delos legistas que se entendiera alos que fueran dignos o dignas ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: z6r).
No parece, por tanto, casual que en la revisión anónima de 1529 se eviten muy regularmente las formas de pasiva perifrástica que aparecen en 1528, decisión que se inscribe en la tendencia general del traductor a la selección de variantes menos marcadas o no marcadas en el espacio variacional de la lengua de su tiempo. El calco de la estructura perifrástica erat diuisa 12 en (24b) (era diuidida) frente a la sustitución por la pasiva refleja (se partio) en (24c) es, una vez más aquí, reveladora de la actitud antilatinizante del revisor anónimo de 1529, como lo es en el ejemplo (25c), donde el complemento agente (por cantores) de (25b) se transforma en un complemento de
instrumento (con cantores) en la revisión de 1529 para adaptar la sintaxis a la pasiva pronominal, que en la versión de 1528 correspondía a una forma perifrástica de pasiva convergente en la diátesis con la forma de pasiva sintética latina (perageretur):
(24a) PHAEDRVS. Vniuersa haereditas sic erat diuisa (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 543).
(24b) Toda la herencia era diuidida desta manera (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. D4v).
(24c) Toda la herencia se partio desta manera ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: z5v).
(25a) PHAEDRVS. Cautum est et illud, vt funebre sacrum, quod apud parochum fieret, modulato musicorum concentu perageretur honoris gratia (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 545).
(25b) Tambien cautamente mando por contentar al cura quel officio que los clerigos hiziessen fuesse hecho por cantores con solemnidad por causa de honor (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. D6v).
(25c) Tambien astutamente mando por contentar al cura que el officio que los clerigos hiziessen se çelebrasse con cantores y solemnidad por causa de honor ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: z7v).
Aunque, como se desprende de los ejemplos (24c) y (25c), los casos de pasiva refleja sustitutivos de pasivas perifrásticas en la traducción del Funus de 1528 no son inéditos en la revisión de 1529, tal y como constatamos en el apartado §5.2, relativo a la traducción alfonsí de la Heroida I de Ovidio, lo más habitual en este subcorpus de traducciones erasmianas es que el revisor anónimo de 1529 emplee una variante verbal en diátesis activa, con la necesaria modificación de la estructura argumental del enunciado, para evitar la voz pasiva que se halla en el texto original latino y en la versión
castellana de 1528 que enmienda. La elección de la voz activa exige, en algún caso, una leve reformulación del sentido original, como se observa en (26c), donde el juego etimológico basado en el nombre del personaje (Marcolfo se está dirigiendo a Fedro, en griego ‘brillante, feliz’) se pierde en la versión de 1529 precisamente como consecuencia de la eliminación de la pasiva, sí respetada más literalmente en (26b).
(26a) MARCOLPHVS. Quia praeter morem tristis, horridus, squalidus, totuus, in summa, nihil minus quam quod diceris (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 537).
(26b) Porque allende de lo acostumbrado vienes triste: respeluzado: maltratado: y turbado: y en summa ninguna cosa menos paresces: que aquello que eres dicho (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. C7v).
(26c) Porque allende de lo acostumbrado vienes triste: suzio: maltratado: y espantable: en fin ninguna cosa menos paresces: que aquello que antes eras ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: y7v).
La reformulación semántica de (26c) permite, en efecto, conservar el mismo sujeto de la oración que en (26a) y (26b), a pesar de la eliminación de la pasiva. Sin embargo, en otras muchas ocasiones el revisor anónimo opta por la modificación de los argumentos del enunciado para rehuir la voz pasiva. En efecto, submonitus est en (27a) se traduce de manera convergente con el original como una forma pasiva en (27b) (fue aconsejado), mientras que en (27c) el sujeto de (27b) (el enfermo) funciona como el objeto directo (al enfermo) y el complemento adverbial del texto original (per amicos intimos), que admite una interpretación como complemento agente en (27b) (por los amigos intimos), se transforma en el sujeto de (27c) (los amigos mas intimos y verdaderos 13 ), al que se asocia la forma activa (aconsejaron) antilatinizante. En (28a), la interpretación de la pasiva latina (impetratum est) como indiferente al papel del agente es más evidente, de nuevo, en la traducción de 1528, donde se mantiene la diátesis original (fue alçançado), si bien el complemento que comienza con la preposición de (dela muger y delos parientes) admite un análisis como agente que desvirtúa el sentido original, pues en el texto latino el complemento en ablativo blanditiis uxoris et propinquorum parece revestir un carácter más modal o instrumental que agentivo. El mantenimiento de este sintagma preposicional en (28c) tal vez pueda considerarse igualmente negligente, pues el cambio a la voz activa (alcançaron), que revela de nuevo el rechazo a la pasiva del revisor anónimo de 1529, favorece una interpretación del complemento como origen-agente (‘obtuvieron esto de la mujer y de los parientes’) que tampoco es plenamente fiel a la semántica del fragmento en el TF:
(27a) PHAEDRVS. [...] Per amicos intimos blande submonitus est et aegrotus, vt corporis curam Deo committeret, ea tantum curaret, quae pertinerent ad feliciter hinc emigrandum (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 539).
(27b) por los amigos intimos fue aconsejado el enfermo blandamente que dexasse la salud del cuerpo a dios/ y que solamente curasse delas cosas que pertenesciessen al partir desta vida dichosa y bienauenturadamente (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. C8v).
(27c) Los amigos mas intimos y verdaderos aconsejaron al enfermo que encomendasse la salud del cuerpo a dios/ y que solamente curasse delas cosas que pertenescian para partirse desta vida dichosa y bien auenturadamente ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: z1r).
(28a) PHAEDRVS. [...] Id aegre quidem, sed tandem blanditiis vxoris ac propinquorum impetratum est (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 539).
(28b) lo qual avnque con difficultad con palabras blandas fue alcançado dela muger y delos parientes (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. D1r).
(28c) Esto aunque con difficultad y palabras blandas alcançaron dela muger y delos parientes ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: z1v).
El énfasis en la acción que aporta la voz pasiva, concomitante con la relegación del agente a un segundo plano o con su omisión, es evidente en el ejemplo (29a) y en la traducción de 1528 (29b) (accitus est – fue llamado). Incluso en estos casos, el revisor anónimo de 1529 se decanta por la voz activa divergente, como se comprueba en (29c), donde el uso de la tercera persona del plural sin sujeto expreso (llamaron) sirve como mecanismo de impersonalidad semántica. De nuevo aquí, el sujeto de la voz pasiva en (29b) (fray bernardino) se convierte en el objeto con marcación diferencial en (29c) (a fray bernardino). La misma estrategia de ocultación del agente por medio de la pasiva en (30a) y (30b) (impetratum est – fue alcançado) y de la tercera persona del plural activa en (30c) (acabaron) se advierte en (30), donde el sujeto oracional del TF y de la versión de 1528 se transforma en completiva de objeto directo en la traducción de 1529. También en el ejemplo (31), en el que la pasiva convergente vuelve a aparecer en (31b) (fue embiada) en contraposición a la tercera persona del plural (embiaron) que activa el cambio funcional de sujeto a objeto en el sintagma nominal
su racion:
(29a) PHAEDRVS. [...] Mox accitus est Bernardinus, vir, vt scis, reuerendus, Franciscanorum custos, qui confessionem exciperet (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 539).
(29b) luego fue llamado fray bernardino varon como tu sabes reuerendo guardian delos franciscanos para que confessasse al enfermo (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: ff. D1r-D1v).
(29c) Luego llamaron a fray bernardino, varon (como tu sabes) muy reuerendo, guardian delos frayles de sant Francisco, para que confessasse al enfermo ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: z1v).
(30a) PHAEDRVS. [...] Nec erat futurus finis, ni Georgius manu mota signum dedisset se velle quippiam dicere. Aegre impetratum est, vt rixa tantisper consilesceret (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 541).
(30b) nunca ouiera fin aquella barata entre ellos si don jorge no hiziera sennal con la mano que les queria dezir alguna cosa: y con difficultad fue alcançado que la rixa vn poco sossegasse (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. D2v).
(30c) nunca ouiera fin aquella brega entre ellos si don Jorge no hiziera sennal con la mano que les queria dezir alguna cosa: y con difficultad acabaron que la rinna se sossegasse vn poco ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: z3r).
(31a) PHAEDRVS. [...] Ad reliquos missus est commeatus (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 543).
(31b) a los otros fue les embiada su racion (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. D4r).
(31c) a los otros embiaronles su racion ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: z4v). Mortuorio, s.l., 1529: z4v).
En alguna ocasión, la voz pasiva en la traducción del Funus de 1528 surge de manera independiente, es decir, no refleja un movimiento de convergencia con el TF (32). En este caso, la combinación de verbo ser + participio de perfecto pasivo puede ser entendida como estrategia hiperlatinizante o heterolatinizante, pues no es transposición de un esquema pasivo prototípico en el original latino 14 . Llama la atención, también aquí, que el revisor anónimo evite la perífrasis pasiva, en otro prurito antilatinizante, y opte por transformar el complemento agente de (32b) (del hombre christiano) en sujeto de la perífrasis modal activa (deue dessear mas vn hombre que sea christiano):
(32a) PHAEDRVS. Ego nunquam vidi duos tam dispari morte morientes. Si vacat audire, depingam excessum vtriusque; tuum erit iudicare, vtra mors sit optabilior homini christiano (Funus, apud Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 538).
(32b) Yo nunca vi dos morir tan desygualmente: si ay lugar para lo oyr: dezir te he la muerte de cada vno/ y tu juzga qual dellas deue ser mas desseada del hombre christiano (Colloquio de mortuorio, Valladolid, 1528: f. C8v).
(32c) Yo nunca vi dos morir de tan diferente manera: si puedes oyrlo, dezir te he la muerte de cada vno/ y tu juzga qual dellas deue dessear mas vn hombre que sea christiano ( Colloquio llamado Mortuorio, s.l., 1529: y8v).
6. CONCLUSIONES
Al comienzo de este artículo nos preguntábamos si la pasiva perifrástica del español, como variante sintáctica para la expresión de la diátesis enunciativa, puede ser considerada un fenómeno latinizante. Al intentar responder a esta pregunta, hemos contextualizado el problema dentro de un marco teórico-metodológico concreto, inspirado en la lingüística de variedades de filiación coseriana. De acuerdo con él, entiendo que las variantes marcadas en el ámbito de la distancia comunicativa que respondan a técnicas habituales en la construcción del discurso del latín clásico son susceptibles de ser consideradas latinizantes. Los textos literarios latinos son muy favorables a la presencia de formas verbales en voz pasiva (cf. Pinkster 2015: 233), en una proporción mucho mayor a la que se documenta en los textos literarios romances. El criterio cuantitativo permite considerar, en el romance castellano, las formas de pasiva perifrástica como marcadas, en el ámbito de la distancia comunicativa, frente a las formas personales activas y las estructuras de pasiva refleja, que resultarían no marcadas en el espacio variacional de la lengua.
Los ejemplos aducidos en los diferentes cortes sincrónicos establecidos en el apartado §5 nos han servido para nutrir de argumentos la hipótesis de que la pasiva perifrástica en español puede ser considerada una variante latinizante 15 . En el caso de las Glosas (§5.1), postulamos la existencia de una tendencia al uso de las estructuras pronominales en las emilianenses frente al uso quizás más habitual de la pasiva perifrástica en las silenses. Un autor claramente antilatinizante como Alfonso X (§5.2), favorecedor de las tendencias vernáculas alejadas de la rigidez sintáctica, se muestra sistemáticamente reacio al uso de la pasiva perifrástica, al contrario que Juan de Mena (§5.3), estandarte de la prosa latinizante medieval entre cuyas estrategias estilísticas preferidas hay que reconocer el apego por la voz pasiva. Desde el punto de vista de la variación sincrónica, dos traducciones del Funus de Erasmo del siglo XVI (§5.4), una de 1528 y otra de 1529, nos han ayudado a reflexionar sobre el carácter latinizante de la pasiva perifrástica, habida cuenta de la frecuencia con la que el revisor anónimo del 1529 se muestra reacio a incorporar en su versión formas de pasiva perifrástica, a diferencia del traductor de 1528, amén de otros recursos sintácticos latinizantes que aparecen en 1528 y desaparecen en 1529.
Por los motivos expuestos en este trabajo, creemos que convendría aumentar la nómina de fenómenos latinizantes que rescatamos en §1 a propósito de una cita de Pons Rodríguez (2015 ) incluyendo otros que se encuentran en los márgenes de la investigación sobre sintaxis histórica románica, entre ellos:
pasiva perifrástica
construcciones absolutas de gerundio (llegando el rey, se congregó
el pueblo)
construcciones de participio concertado, incidental o no (la voz a ti
debida)
construcciones de coniunctio relativa (la cual honra)
completivas asindéticas (ruego sea recibido sin demora)
ser a + nombre o pronombre con sentido posesivo (es a mí un hermano)
ni en el sentido de ‘y no’, emulación del latín nec.
adjetivos en -d(u)ero con valor deóntico pasivo (cosa temedera ‘que
se debe temer’
16 )
abuso de grupos léxicos paratácticos, con o sin cultismo (justo y
necesario)
etc.
En este artículo hemos ofrecido algunas evidencias de la necesidad de incorporar el primero de los fenómenos de esta lista al conjunto de variantes sintácticas para la construcción del predicado cuyo carácter latinizante es presumible. Con todo, queda aún mucho terreno por recorrer en el ámbito del latinismo sintáctico hasta conseguir un panorama completo y exhaustivo que permita reconocer de qué manera la sintaxis latina influye en la romance y a través de que mecanismos concretos. Creemos que los textos traducidos, pero no solo estos (cf. Del Rey 2018a, 2019b), constituyen un campo de estudio idóneo para el análisis de tipo onomasiológico que lleve a determinar fenómenos y estructuras cuya naturaleza latinizante, o presuntamente latinizante, aún no ha sido descrita. Un terreno virgen, por lo tanto, se extiende aún en los márgenes de la sintaxis histórica: confiamos en que futuras investigaciones conseguirán abonarlo de manera satisfactoria.
Resumen:
1. INTRODUCCIÓN
2. ¿QUÉ ES UN LATINISMO SINTÁCTICO?
3. EL ESTATUTO VARIACIONAL DE LA PASIVA PERIFRÁSTICA: LA HERENCIA LATINA
4. PASIVA PERIFRÁSTICA Y PASIVA REFLEJA EN LA HISTORIA DEL ESPAÑOL: REFLEXIONES SOBRE EL CARÁCTER LATINIZANTE DE LA PASIVA
5. EL TRATAMIENTO DE LA VOZ PASIVA LATINA EN LOS TEXTOS TRADUCIDOS: CUATRO EJEMPLOS
5.1. Las Glosas emilianenses y silenses
5.2. Alfonso X
5.3. Juan de Mena
5.4. La traducción del Funus de Erasmo al castellano (siglo XVI)
6. CONCLUSIONES